jueves, 17 de septiembre de 2009

Hay un muerto en mi cama


Hay un muerto en mi cama,

La verdad, no lo esperaba.

Pero está ahí, sentado, mirando

Con ojos de muerto desconfiado.

No sé qué diablos hacer con él,

Ya es bastante su extraña presencia.

Aunque si lo piensas bien, no tanto,

Se estaba viendo venir, algo en el aire

Olía a carne corrompida, a mortandad.

Un pájaro de mal agüero se reía,

Cada noche, en el país de mis sueños.

Siempre sorprenden los muertos,

No tanto por su tenebroso boato,

Como por su mirada desconfiada y certera.

Nadie puede contradecir a un difunto,

Es tan innegable su ausencia ingrata

Que no se aguanta su mirada,

Como si nos dijera: ¡esta es tu frontera!.

Y nos quedamos embotados, compungidos

Por su irrefutable reprimenda.

Pero esa no es la cuestión primera,

La pregunta es qué hace en mi cama,

De tantos y tantos sitios para no vivir,

¿Qué le atrae de esta posada?,

¿No tiene, acaso, mejor morada?

¿A qué viene, el mamón, a darme la tabarra?

Y es que los muertos son tan insondables,

Como un amanecer sin ventana.

J.S.P - 2008

1 comentario:

  1. la muerte vive siempre dentro de nosotros mientras estamos vivos......curioso, ¿verdad?

    (((estoy sin pc en casa...)))

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Muchas gracias. JSP 3.0

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