lunes, 1 de octubre de 2012

“Quien bien te quiere…”

"Quien bien te quiere, te hará llorar"
Juan Sánchez.
Este parecer ser el plan maestro de nuestro actual gobierno. Y de los anteriores, para qué engañarnos. Apretar el cinturón a la ciudadanía, hasta que se nos salga el mondongo por la boca. Aún así, no tendrán suficiente. Siempre querrán más. Sus colegas de repretura: la banca mondonguera e hija de Satanás, necesita alimentar su ‘activo’ con la sangre y el sudor del pueblo, para que no mengüe su nivel de mezquindad ni su onanismo con la prima del riesgo... Miserables, ¡Cabrones! –De macho mamarracho cabrío, ¡ojo! Que aquí no se falta a nadie-...


Venimos de aquella contracultura judeo-cristiana: “Haz lo que yo te diga desde el púlpito, pero ni se te ocurra hacer lo que yo haga”, que te meto dos hostias y tres padrenuestros por tu vicio pecador. Si hombre, aquello de que el sufrimiento nos hará libres, o el trabajo pal señorito, que viene a ser lo mismo. O eso otro de que esto es un valle de lágrimas. Y aquello de que el infierno está en esta tierra. Un ‘privilegio’ solo para los parias, los de humilde cuna, los desheredados de influencias políticas, o mafiosas. O aquellos inopes curtidos en el bocata de sardinas con tomate y el curro de sol a sol, y la parienta haciendo juegos malabares con el sobre de calderilla que decrece mes a mes. Si hay sobre, claro. Pero ellos nada de sufrir: hasta ahí podríamos llegar. Dónde se ha visto semejante disparate. Deja, deja, que para eso ya están los riñones de los ciudadanos.

¡Que sí!, que nos quieren un puñao. Y se nota, se nota. En la medida proporcional que nos dan por saco. Aquello de que hay que sufrir para crecer como persona. ¡Claro hombre!, que si no no ganaremos el ‘cielo prometido’. Pues mira lo que te digo, politicucho de medio pelo, a mí me dejas con la talla humana que tengo. Que de medidas ando bien servido, por todas partes. Que si quieres crecer en altura, crece tú mismo, a ver si de tanto trepar te incas con los cuernos en el techo del ‘nirvana’ parlamentario. ¡No te jode! Lecciones parvularias a estas alturas de la carrera.

Repito; todo este plan de ajustes sociales corresponde a una estrategia de renglones retorcidos, gracias a los cuales estos diosecillos menores pretenden escribir derecho, y salvar su culo de la quema. Me barrunto que la quema ya no se puede sofocar: arde la moralidad política por los cuatro costados, sin dejar de elucubrar nuevos modos de aco-meter-nos-las sugerencias de sus amos. Y no les salen las cuentas, ni con cuadernillo de rayas ni cuadriculado, ni con la ‘Casio’ con funciones infinitesimales. Así pues, que se jodan los ciudadanos. Si hay que recortar, ¿lo dudas currito?, te ha tocado, te ha tocado, y te ha tocado. Al menos te quedará el celestial consuelo de saber que tu alma irá directa al paraíso de los pobres, ya sabes: “Es más fácil que un pobre entre en el cielo, que un cornudo potentado pase por el ojete de un camello”  o algo así. Y sábado sabadete, baño, camisa nueva y, si la parienta no está de morros por el ‘recorte’ del sobre, ¡polvete! Y plato lentejas de diario, si quieres las tomas, y si no, ¡que te den hasta por la orejas! 

Al cielo de los hijos de mil padres desconocidos, las malas lenguas dicen que son banqueros, solo se puede entrar con un currículo petado de putadas ciudadanas, magreo y beso con lengua al ‘mercader de Venecia’, o de vidas humanas, lo mismo da; y al menos un saldo en tu cuenta de las Bahamas proporcional a tu miserable existencia. Es el cielo ‘premium’, solo para Veri Important Pordioseros (V.I.P).

En fin, colegas de la plebe, curritos, parados, estudi-antes, abueletes y demás sufridores-paganinis del recorte celestial, a joderse toca: ¡quién bien nos quiere, hasta el galillo nos la va a endiñar!

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