Hay gentecilla, (Por llamarlos de algún modo, y por no decir simplemente “basura”), que no tienen bastante con remover la propia porquería, ¡noooooo!, y se dedican a escarbar en los ojetes ajenos hasta encontrar la poca mierda que en ellos, inopinadamente, se ubica. Y de no hallarla, “cariñosamente”, se la inventan. No aguardan, con paciencia, a que el susodicho interfecto/a alivie, por derecho, sus apreturas intestinales, o que el deconstruir los ‘argumentos’ ponga a su disposición las tan anheladas “delicias”…
Lo de escarbar en el culo impropio es una lacra ancestral que se instala en la mala sangre cual casposa tradición:“Calumnia, calumnia que algo queda”. Y hemos hecho de esta chanza envenenada una religión con toda su liturgia, escenario, aditamentos y vestuario, diseñados para tan “Loable” diverti-miento. Pinta modas, uso y costumbre en la sórdida mentalidad del paisanaje atarugado, azopencado y con demasiados huecos libres en el coco. Y da comienzo al maquiavélico juego de los desmanes sibilinamente lustrados y las vendettas más crueles y encarnizadas, o sea: “El malintencionado cotilleo”.
¿Qué sería de nosotros, de nuestra piel de toro, nuestra subcultura, de nuestros ancestros que claman al cielo, sin el bendito comadreo de corrillos sanjuaneros parapetados en la desvencijada silla de anea, en la acera de sus casas?. ¡Ah!, casi puedo verl@s: pañuelos enlutados en las cabezas de ellas, costrosas boinas capadas guareciendo las presuntas ‘agudezas’ de ellos, (¡que estampa tan entrañable! Si Gila levantara la cabeza…), mientras esperan el paso del Mister Marsall por su pueblucho olvidado de la más profunda de esta España, a veces madre y siempre madrastra. Y el mencionado pueblucho, muy bien podría ser un barrio arrabalero del Madrid capitalino, o una aldea Gallega embutida en una “Fraga”, con su bandido ‘Fendetestas’ y todo, o un secarral de la muy extrema Extremadura, o también podría ser, ¿por qué no?, la Villa (Revilla) donde nace este artículo. Pero no la voy a mentar por no herir tan extra-sensibles y agrias susceptibilidades.
Los caminos de la habladuría y las descalificaciones personales son inescrutables, no entienden de témporas, ni de espacios concretos, es algo que traspasa fronteras y, ante todo, la inteligencia del humano. Lo que no saben quienes se dedican al escarnio y el alfilerazo malicioso, es que esa, vamos a decir, afición, por no decir puta mala sangre, es una calle de doble sentido, y que donde las dan las toman, ¡siempre! Es como si lleváramos en nuestras venas, en nuestros genes, el estigma de la burla, la mofa, el menosprecio hacia los demás, sobre todo, si nuestros congéneres tienen la desgracia de destacar por encima de la masa aborregada, a la que, inevitablemente, pertenecemos, con la fortuna, el éxito, la suerte, o todo lo contrario. “La Virgen solo se le aparece a los tontos y los pastores”, eso decimos, no sin sentir un nudo ácido en las entrañas. Y ese nudo, ¿tal vez, quizá, pudiera ser que se llamase envidia?: El histórico patrimonio y pecado nacional.
Somos hombres huecos, hombres rellenos, lo malo es la mierda que nos trata de rellenar. Nos venden la moto aunque sea una vespino con sidecar y “estrellitas in the eskay”. Y todos tan contentos, nosotros con la vespino hecha de porquería, repleta de bazofia ajena -Que la nuestra, ni mencionarla-, y ellos, los inventores del cuento, con suculentas cuentas bancarias en las Islas Caimán, sin ir más lejos.
Con estos divertimentos vamos pasando los días, los años, la vida, sin querer saber, tratando de olvidar las ruindades que todos arrastramos, los cadáveres que cada cual lleva colgados al pescuezo, la basura que se amontona en nuestra política, esta mierda de crisis para consolidar fortunas antiguas, las penas de quienes todo han perdido, el dolor de sus hijos sin techo, la basura que plaga nuestro medios de control ciudadano, la indolencia del paisano hacia sus paisanos, la anestesia del opio con césped virginal y unos cuantos millonarios dando pataditas a lo redondo de sus cuentas, la vecina que te cuenta lo zorra que es aquella mala pécora, lo malo que se ha vuelto zutano, que si el mundo se ha vuelto loco, que si los críos se pasan el día jugando a la play, que si han subido el precio de la peluquería, y el de los tangas de pata campanario y no sé cuanta tontería más, que si mi marido se va de pilinguis con los gayumbos de ‘Pier Garden’, que conmigo ya ni mengua ni crece, ni se lava ni suspira ni pacede… que me tiene muy “desatendida”, que mira que bueno esta mengano, sino fuera porque estoy tan casada, y tan cansada… ¿Has visto cómo está el tío?… Y ellos, esa no se escapaba viva, y no mi mujer que está de quitar, se le ha puesto un culazo y ¡una mala ostia!… y los críos tol día dando por saco, me tienen hasta los… menos mal que ha ganado la roja… ¡¡oheeee, ohee, ohee, ohee!!… Y somos felices, o hacemos como que lo somos… ¡PUTA CRISIS!
Como decía la cautivadora “Zsa Zsa Gabor”, quien rompía el tópico de rubia, guapa y tonta: “Cuanto más conozco a los humanos, más me gustan los animales”
Un saludo para, casi, tod@s.
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