“Amor en desafuero”
Demasiado silencio,
palabra ausente,
siembra y cuestión
para el no presente.
Voces sin habla,
lenguas de duelo
y el tintero irresuelto.
Falacia y verbigracia
de horror y desconsuelo.
Beso no nato,
mudo el ‘te quiero’,
amor reseco, hueco;
amor a contra-pecho.
Demasiados felones,
tantos como verbos afilados,
malditos, ‘eruditos’,
doctos en la tramoya
de rastrojo o de colirio.
Tinta invisible para amar,
cuna de lágrimas
entre esa lluvia sulfúrica.
Desintegración, sinrazón,
oquedad telúrica.
Demasiado silencio
para no ser oído.
Demasiado ‘tiñoso’
con tirrias en el río.
He aquí el olvido:
lumbrera indisoluble
y ciertamente concertada,
para la in-diferencia,
o un hálito con nausea.
Demasiado silencio.
Nada supo de ello,
nunca quiso saberlo.
Nada se reclama,
salvo el ticket impreso
de un amor refinanciado:
¡Jamás, fue el silencio!
Juan Sánchez
El silencio...a veces sanador y cómplice...otras el mas perverso enemigo...Magnífico poema, Juan
ResponderEliminarEl silencio de los durmientes. El silencio de los dolientes. El silencio de aquellos que no pueden hablar, su amor así lo exige. El silencio que grita a voces, pero no es oído ¡jamás!. Un silencio que cura y duele, silencio que muere en una lágrima perdida entre esa lluvia tan necesaria para el olvido... El silencio que habla con voz de pérdida y vuelta a empezar. Nunca se presta atención a los silencios, y dicen tantas cosas...
ResponderEliminarMil gracias, Alfonso, un fuerte abrazo.
El silencio como acompañante en muchas de nuestras horas, el que duele, el necesario para conocerse a si mismo, del que nacen versos
ResponderEliminarPrecioso ha sido encontrarte
Un abrazo
Stella
Stella:
ResponderEliminarSilencio: camarada de cuitas y del deseo, de ojos claros y nubarrones negros, de verdades sin velo ni disculpas en el tendedero. Silencio, se juega a vivir sin querer ser, pero queriendo...
Un placer recibirte, Abrazos.