Camino de silencio participado.
Ojos que se rebelan, y develan
la misma exhalación vagabunda.
Mano y temblor en encuentro,
labio en labio, y un oasis
del desierto codificado...
Crepitar del corazón
en la noche más densa, agonizar,
sentir el alba interior
como un neo querer, inevitado,
inevitable renacer sin compasión.
Vereda a ninguna parte:
en lontananza el sueño único.
Cruce que empieza donde concluye,
donde un beso se erige en rey monarca,
donde se ama sin piedad, a traición
se abraza, en la batalla de doble confianza.
Volar sin rumbo, sin patria, sindiós;
andar el fuego entre labio y espada.
Aún así, de tanto añorar, morir, vivir
sin calma, y en calma ser del viaje.
Zarandear la mañana,
que lluevan racimos de aliento
sobre la espalda arpada.
Navegar el cielo a gatas,
cual gaviota recién pintada
de azul de azules y naranja.
Una garganta de guerra, y
mil plumas bien decididas
a volar y ser mistral alimento,
en mil mensajes de palabra, en
cada voz perdida, desarticulada…
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"Gaviota" (Pincha para ampliar) |
Texto e Imagen: Juan Sánchez - 12/2/2014
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