viernes, 12 de octubre de 2012

"La (I)rebelión de las Masas"


Juan Sánchez.
“Con el tiempo y la edad me estoy volviendo menos transigente, menos tolerante”. Dice mi amiga Carmen. Reafírmolo y rubrícolo pero concretando. Esa 'comprensible' intolerancia mana de la auto-rebelión, al dolerse en cada revolución perdida, traicionada, represaliada por temor o cobardía; o del mismo estar hasta los cojones, hasta los ovarios en su caso. Y postular en lo evidente entendido como un desvarío por la manada. Es aquello de estar más allá de soportar tarugos pretenciosos, que no tienen ni pajolera idea de qué narices va la cosa, pero se expresan como catedráticos de la muy Famous and Inexistent University of Eaton-Usa. Y tú te callas, y te descojonas en estruendoso silencio interior...



O aquello otro de señoras y señores auto-construidos y curtidos en la vida, según ellos, y ellas, que no saben ni atarse el cordón de los ‘sapatos’, pero van de un ‘pulido’ que te rilas por la pata abajo. Que te dan ganas de soltar un ¡Me cago en el misterio! Pero te callas y vuelves la triste mirada hacia el insondable mundo de la ignorancia, con todo el dolor de tu inexpresión. Y no lleves la contra, pues se apoyan unos a otros desde su meningítica inoperancia intelectual, y al final quedas como el lugar donde la espalda pierde su corrección política: ¿el pompis?… ¡pues no!, ¡el culo!

Es la doctrina del ‘atarugamiento’. Es el callarse como putos de los borregos. La disolución técnica entre esa masa informe pero homogénea donde tan a gustito nos sentimos. Esa calidez que proporciona pasar desapercibidos entre una multitud sin identidad, pero idénticos en cantidad y calidad de jiñama hacia la libertad. ¡Uy dios mío que miedo me das, me doy! O por el contrario, expresarse  con toda la prepotencia del mundo mundial por ser un acaudalado con cochazo de aquí te espero, que presupone un aval social y te confiere una aureola de indiscutible deidad, en esta tierra de palurdos mediocres, pasmados viciados en la pasamanería, la envidia o el qué dirá el amo si el hojaldre no le lamo.

Es el camaleónico efecto ‘Zelig’, que de manera tan genial supo plasmar Woody Allen en su film de igual nomenclatura. Y aquello de que al yacer con una rubia oxigenada, terminas igual de gilipollas; por no desentonar, digo yo. O aquello otro que solían decir los ‘abuelos’ en la mili, que no destacaras ni por alto ni por bajo. Si por tonto, pringabas hasta en el retrete, si por listo, te llovían todas las ostias. Uno más entre el pelotón de los cabestros. Y los cojones se quedaban colgados en la puerta del cuartel. ¿Recordáis?

Es el jodido miedo que esclaviza al mundo. Y los que ‘supervisan’ el cotarro lo saben de puta madre. Conocen perfectamente la manera de pastorear la masa ovina, apelando a su condición de rebeldes doblegados, controlados por el miedo. Aplastando cualquier conato de insurrección con la fuerza que sea necesaria, para que los insumisos retornen al redil y sirvan de escarmiento general. Represión en cada esquina del existir. En cada paso asoma el fantasma intimidatorio. La vida es puro miedo. Hasta pensamos estremecidos de miedo. Maldito lavado de cerebro histórico-cultural. Es la programática heredad. La tradición en una raza de seres resignados, vencidos por el temblor tan conveniente para manipularnos.

De ahí que nos sintamos tan confortables entre la masa sesteante. Incluso viene bien a la inercia del mínimo esfuerzo. Es tan cansada la revolución. Tener que rehacerlo todo. Desmontar el chiringuito cochambroso de la actualidad y poner los pilares de un mañana alternativo. Como cansa todo eso, y encima el pánico que no nos deja ni aliviar el intestino en paz. Mejor aplazamos la revolución para otro día, que hoy están soltando unas ostias como panes en Plaza Neptuno. De todas maneras, si al final triunfa esa rebelión en la Bounty, ya si eso nos enganchamos en la novela una vez escrita.

Y todo tan psiquiátricamente correcto, que esos locos van a hacer bicarbonato la cotidiana mediocridad. Mejor subjetivamos un poco el esfínter a ver cómo termina el asunto. Y nuestros cojones secuestrados por la supremacía del terror de estado. Y la amenaza como moneda de cambio entre sus señorías. Como estrategia de puertas para dentro en sínodos, cónclaves, cumbres  y parlamentos: mentiras con la gracia de un ajo-arriero mientras repica a rebato el gallinero.

En dos palabras: ¡in conmensurable! Y vente paspaña manolo, vente pacá tío, que estamos aquí tan ‘a gustito’. Y pónganos otra ronda Rosarito, que la revolución, ya si eso, la dejamos para cualquier día de estos. Oé, oé, oé, oé, a por ellos, oé, a por ellos, oé… Y vuelva usted mañana que la cosa estará más clara. Y el Madrid otra vez campeón de liga, y el Barça va por libre ¿no?... ¡Así nos va!... y nos irá.

12-10-2012

1 comentario:

  1. Anónimo20:21

    buen post!!! la rebelión, debería ser,poniendo el cuwerpo, pues no se si usted,comenta o no,pero estaba siguiendo mi blog precisamente...jakeado,no puedo entrar,nunca mas!
    le dejo la dirección del nuevo
    un saludo
    lidia-la escriba

    www.nuncajamashablamos.blogspot.com!!!

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Muchas gracias. JSP 3.0

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