jueves, 19 de enero de 2012

¿Locos, sinvergüenzas o viceversa?


¡Manda güevos!


Juan Sánchez.

Algunos estarán pesando, aquí está este cansino con sus insoportables largadas. Creo que a lo largo de este artículo habrán de cambiar de parecer, o, de lo contrario, serán firmes candidatos a una camisa de fuerza, o un canesú de gilipollas, por ejemplo. Las cosas claras, que luego la gente se lía.

Que vaya uno a la estación de servicio y le claven un euro y medio por un litro de gasolina, parece cachondeo de gasolinero, pero es la puta realidad. Que vaya otro a comprar un paquete de tabaco y le endiñen cuatro leros del ala, parece un cuento de María Sarmiento, pero es la cara más ‘cancerígena’ del fumete. Que vaya perico el de los palitos –no está la cosa para palotes- a hacer la compra de la semana y le salgan las cuentas más flacas que al galgo del ilustre hidalgo, asemeja una broma pesada del tendero, pero ese comerciante no está pa risas. Y así, una con otra, una con otra, que perecemos los paganinis más gilipuertas que han pringado en este planeta...


Que llega el flamante presidente del chocho de la Bernarda llamado España y, tras prometer más empleo y menos impuestos, su primera medida de gitaneo gubernamental es pasarse la promesas electoralistas por el forro de sus canosos cataplines. Pero llega la dama del Báltico y le da unos caramelicos con sabor a pienso perruno teutón, vente paspaña marianico, y un par de calzoncillos tiroleses bastante ‘ceñidos’ a la entrepierna. Que llega el de la muerte del loro, alias franchutes, y le vende –que dar no da na ni las mercies- un par de croisanes rellenos de rancia mantequilla normanda y va que no cabe por el paso de la Junquera (Cuidad sin ley en la actualidad, salvo la de los chulo-putas que son los amos). Y encima, va el ‘carlangas’ y premia a le parisien con el ‘tostón’ del moro… Y el ‘moro’ descojonao de la risa con las plantaciones de tomates a su nombre, y dando por saco desde Bruselas. (Pero esa es otra historia para más luego) Que llegan los del control mundial de gilipollas con mando nacional, la banca, y les enseñan la puntita nada más del ratio de sus muertos, o el índice de Tom Jones (sex-bomb), y los cojones, o aquellos otros de la prima del riesgo extremo, y les dicen que les va a salir un uñero en la puntalpijo de la deuda pública, y se jiñan por la patabajo los muy… ‘yanquis’.

Que el tal marianico el corto de entendederas y de pelendengues,  se está planteando incluso hacer caso a sus jefes de la euro-zorra y aplicarnos el tipo ‘normal’ de impuesto sobre el cachondeo añadido (I.C.A). Y la otra, la vice, nos pide un poquito más de comprensión, de colaboración patria y austeridad y más recortes sociales, y más austeridad, y eso y lo otro, a todos los bobos y bobas que seguimos poblando este patio del manicomio nacional. Lo que esa señora bien enseñorada no sabe, es que es casi imposible apretarse el cinturón y bajarse los pantalones a la vez – aunque a este ritmo nos hacemos expertos en el tema-, para que nos den un poquito más por saco a los ciudadanos, mientras ellos se pegan la vidorra sin ‘recortes’ y políticamente correcta, eso si. Gilipollas que somos nosotros, y no te digo na porque de sobra lo sabes. Y la otra, la de los madriles, la ex-primera dama del ex-primer damo, el histriónico tejano de Camp David, pensando en poner una callecica al recién fallecido oso marino de Palomares. Que, por cierto, era 'primo' de mi abuelo, eso le decía mi abuela, y a mi añorado viejo le entraba un cabreo de más güevos que le cabían en la tienda. Era huevero. Y rojo rojo de toda la vida, y a mucha honra ganada en un campo de concentración de esos que nunca existieron, según 'el régimen' de paquito el 'pantanero'. De quien fuera ministro el mencionado 'osezno'. Y la peña de la ciudad más cosmojodidilla del terruño patrio, con un palmo de narices ante tanta des-facha-tez de su primera edila.

Pero no pasa na, qué pijo va a pasar. Los españolitos hace décadas que tenemos los güevos gárgoles, que nos circula horchata de corruptela -y tentetieso Juan que contigo no va la cosa, la política pa los politicuchos de medio peo, y eso- por las venillas de mansos cabestros y borregos camino del estupi-diario matadero. Tragamos carros y carretas, somos memos todos los días que sale el sol, y los días nublados también. Que no queda ni un miligramo de orgullo en nuestras arterias, que se rien a gañote irritao esos de los grandes clubs de usureros. Que nos perecen pocos cinco millones de parados. Igual con diez, o veinte, o treinta, empezábamos a sentirnos una miajica azoraos. ¡Menuda mersa, colegas!

En definitiva, tenemos lo que merecemos. Pero no tenemos perdón, por dejar en manos de estos caraduras chupasangres el futuro de nuestra nación. Y, por si no os queda muy claro, esta nación sois vosotros, son vuestros hijos, padres, hermanos, abuelos, amigos, son los vecinos, los policías de barrio, el  sobrino que está en la puta ‘mili’ en Afganistán, la enfermera del consultorio médico local, el camarero del bar, la dependienta del súper, y todos los que curran dignamente para sacar adelante sus ilusiones, o simplemente sobrevivir. Y, en último lugar, esos a los que tanto coreamos, consintiendo joder la vida y la alegría de los nuestros: nuestros servidores públicos. ¡JA!... ¿Locos, sinvergüenzas o ambas cosas dos?

Pero todo muy políticamente correcto, eso no se lo quita ni Dios. Y nosotros, los cuarenta millones de españolitos alelaos, mucho menos. (Punto)

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