miércoles, 6 de julio de 2011

Traje de 'Faena'


(Guerreros de Xian)
Llevas traje de hombre.
Cual humano, das el pego,
mezclado entre tantos
disfrazados, con sombrero.
¡Y crees ser humano!
Tu traje de quita y pon,
que se lava y se estrena.
Y cada mañana, al despertar,
 lo sabes planchado y perfumado,
para salir al sendero curvo
y presumir de ecuanimidad.
Llevas el traje de talento,
el traje con bolsillos repletos
de agudeza y conveniencia,
que gustoso de-muestras
por parecer más cabal,
más decidido, más comprensivo,
más locuaz y caballero.
Llevas el traje de ecce homo,
con corbata, espinas a juego  
y sandalias del camino ajeno.
‘Calzado’ con lustre,
bien sumiso, ¡amaestrado!
servil, ¡aranero!
Nada importa si hace daño
al calcañal del niño dormido, perdido,
nada importa si se ensucia
con el fango refulgente, podrido,
tú vistes de hombre
y nadie podrá decir
que eres un ¡inmenso timo!
Además, usas traje distinto
según convenga
a propósito de tu egoísmo:
traje de buen amigo, de pactos,
de galán, de ciego, de guerrillero,
de lástima, de “luces”, de bendito,
traje de infante, de cretino,
de reflexión, traje de ‘faena’,
traje de ego, traje de ladino…
¿Qué traje viste hoy
mi más íntimo enemigo?
                                Juan Sánchez - 6-7-2011

Voy de negro

2 comentarios:

  1. Quien no se pone alguna vez el traje de algo?..LO ideal sería ir fisica y espiritualmente como nuestras madres nos parieron...al menos intentarlo...es dificil pero...en cuanto al propotipo de individuo del que hablas y que todos conocemos incluso directamente mas de un ejemplar...hay que desenmascararlo...esto tiene que cambiar de una p.... vez...un abrazo,Juan

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  2. Sombragris:
    Es ciertamente lamentable que determinadas personas, que no lo son, se disfracen continuamente de lo que tampoco son, con la única finalidad de hacer daño y medrar en sus 'carreras' hacia la cima de sus miserables existencias. Hay romper sus máscaras, incluso a garrotazos, para que no sigan haciendo mal a los demás, embozados tras la engañosa piel de corderos que visten cual tarjeta de visita, empapada con la sangre de sus víctimas.
    El elemento/os que inspira ese poema, es un ejemplar de rancio abolengo, de cuello vuelto y más escurridizo que una culebra de agua. Aunque piensa estar por encima de la ley, somos muchos los que seguimos sus rastro de miserias y bazofia personal. Poco queda ya para que se vea con su verdad al descubierto, muy poco. Solo es cosa de algo más de paciencia y buen hacer.
    Al final, el sol siempre brilla tras la tormenta, y nos muestra la certeza de una realidad sin máscaras.
    Gracias por tu aportación. Un abrazo.

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Muchas gracias. JSP 3.0

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