“Un lector en la laguna de Ra”
Acuclillado en la inhóspita orilla, está,
Musitando versos ininteligibles,
Que hablan de universos olvidados
En el telar de los pérfidos dioses.
Y una lágrima corrosiva y feroz
Resbala por su rostro tatuado,
Curtido en mil desiertos ingratos.
Él, el nigromante de la sabiduría,
Guardián de los sueños mundanos,
Hacedor de milagros desusados,
El señor de los cuentos y encantos.
Y, una vez más, la laguna refleja
La dolorosa antorcha del mediodía,
La luz que traspasa la razón
Dejando el alma en carne viva.
Su dios, desde lo alto, a gritos lo llama,
Crueles, abrasadores gritos pálidos
Que secan, indiferentes, sus lágrimas.
¡Llamaradas en la albufera de Ra!
Y sabe que ese dios, atesora la razón,
Sabe que siempre estará ahí,
Para juzgar su lectura, sus palabras,
Cual madrasa rigurosa y tirana.
No se atreve a mirar al infinito,
Se conforma con los reflejos
De un ser demasiado penetrante
Para entender todo su lastre.
Sigue leyendo los anillos sinuosos,
Pues siempre hay quien pregunta
Por el camino de la certeza,
E invariablemente responde:
Si andas, ¡anda!; si rezas, ¡reza!
JSP - 2008
Dejando el alma en carne viva... vaya frasecita... Me ha parecido preciosa, visceral, hiriente...
ResponderEliminarToñi:
ResponderEliminarRaras veces somos capaces de desnudar el alma, con todas las consecuencias que dicho acto conlleva. No es cuestión de valor o cobardía, es una decisión que concierne a nuestras tripas. Por saber si seremos capaces de digerir lo que se nos muestre.
Gracias, saludos.
la laguna del dios cruel
ResponderEliminarque es mentira
la dulce paz del río que fluye,
libre, libre, libre...
deja atrás la sombra
empuña tu espada
sostén la pluma
la hora de tu estrella ha comenzado