martes, 10 de noviembre de 2009

Teoría de un punto en el radio de una esfera II

"Universo de universos"

Primera parte

La teoría:

Imaginaros, ahora, que todos vuestros pensamientos, todos los que han pasado por vuestra mente y pasarán a lo largo de vuestra vida, pudierais encerrarlos, contenerlos dentro de una esfera imaginaria. Una concentración de ideas, ideales y sentimientos contenidos dentro de un espacio determinado. La esencia de lo que sois, todo lo que ha supuesto vuestro paso por este mundo, en esta vida, en este momento concreto de la eternidad. En definitiva una existencia humana entre tantas y tantas. Ahora seguid imaginando, pensad que esa esfera se reduce hasta adoptar la forma de un punto, un minúsculo punto que mengua y mengua hasta hacerse casi imperceptible e intangible. Ese punto se alinea con otros millones de puntos hasta definir una línea recta, y esa línea estará formada por miles de millones de otros puntos que serían los pensamientos de todos los seres, humanos y no humanos, que ha habitado este planeta desde los albores de la vida. Pensamientos racionales (Según nosotros) y pensamientos animales, primitivos, primarios, vegetales (Si existen) y todo fluido eléctrico que surgiese de un sistema neuronal vivo. Esa sería la primera línea que adoptaría el formato del radio de otra esfera mayor. Solo un radio más de los infinitos radios que habrían de crear el volumen de esa macroesfera, en la que podríamos incluir, no solo los pensamientos terrestres, sino toda manifestación mental surgida en este espacio y dimensión conocidos como universo. El universo actual, el universo susceptible de ser medido con ecuaciones físicas o matemáticas. Pero existen más universos, más dimensiones, más espacios o antiespacios o contraespacios aún por conocer, y quizá nunca lleguemos a saber de ellos por nuestra propia condición de seres formados de materia orgánica, materia física y química. Quizá existan universos formados solo de pensamientos, universos cercanos a la condición de la divinidad, seres ungidos por una energía cósmica, pensamientos vivos, libres de vagar por el orbe, libres de existir sin las cadenas del tiempo y el espacio. Esos entes serían los que darían forma a una esfera superior, una esfera formada por infinitas esferas de pensamientos neuronales enclavados en universos materiales. Esos seres serían los que nosotros definimos como dioses. Solo unos seres que existen en otros planos del pensamiento, entes liberados de la esclavitud material y, por ello, invisibles a nuestra existencia, imposibles de observar o de sentir con nuestros torpes sentidos biológicos. Más no por ello, menos reales e influyentes en el entramado de la existencia universal.

Partiendo desde el primer asomo de inteligencia dimanado de un sistema neuronal primario, podemos seguir la evolución del pensamiento, adoptando a cada paso, una complejidad mayor, una densidad y profundidad de inteligencia que hace que aquellas reacciones de nuestra mente de reptil que resolvía actuar para sobrevivir, pasen a un estatus superior donde la supervivencia está asegurada desde el mismo momento en que esos pensamientos has traspasado la barrera de lo material y se catapultan hacia la eternidad. Algunos llamarían a esto “Arte”, la creación en estado puro, quizá sea cierto. Quizá el arte humano solo sea una sombra de un estado de conciencia superior, un rastro dejado en nuestras mentes fugaces por el paso de un intelecto de ese plano liberado de la esclavitud espacio-temporal. Algunos llamarían a esos entes “Musas”, tenemos nombrajos para todo, y gracias a esos nombrajos nos entendemos algo mejor entre nosotros, aún sin saber de que estamos hablando. La oscuridad del ser humano es una constante en su evolución, una oscuridad que tratamos de iluminar con pobres teorías que beben de los manantiales del miedo y la superstición. Y talvez, la explicación sea mucho más sencilla, nos empeñamos en complicarlo todo, y eso nos hace seres obtusos, mentes acartonadas por la necesidad de un orden universal. Quizá ese orden no exista, quizá sean el caos, la libertad y el azar los alquimistas que maceran en un alambique llamado universo, todas las posibilidades de existencia. Y nosotros, los “vivientes” solo seamos sus experimentos, sus conejillos de india que han de demostrar sus indescifrables teorías… o quizá no.

JSP 2.1 10-11-2009

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