sábado, 27 de junio de 2009

Huida a ninguna parte III


“Huída a ninguna parte III”

06-01-2018 / 4.30 AM

- He creado un monstruo de Frankenstein – Pensó el ingeniero, sin demasiada extrañeza – La criatura del Doctor Julius…

Pero aquella reacción de NEO, entraba dentro de la lógica, dentro de los parámetros de nacimiento de un nuevo ser no mediatizado, no influenciado, manipulado o viciado por los formulismos de una sociedad corrompida, decadente y caduca. Una sociedad que, poco a poco, según se alejaban del planeta Tierra, iba quedando en el pasado. Y en escasos días sería brutalmente arrasada por un inevitable, apocalíptico y más que cierto (Todos decían que era imposible) ‘Síndrome de China’

En fin, el mundo ya era historia y de ahora en adelante comenzaba una nueva era para la humanidad. - ¡Espero que no volvamos a estropearlo! Todos nos merecemos una segunda oportunidad –Concluyó el Doctor Ingeniero - A sabiendas de que toda esperanza estaba depositada en las manos de Neo, o, mejor dicho, en los circuitos neuronales electrónicos de aquella nueva forma de existencia. Una mente incorpórea, diamantina y más resoluta que cualquier otra inteligencia de a bordo (Si es que a ciertos elementos ególatras, rastreros y genocidas se les podía aplicar el adjetivo de inteligentes).

- Doctor Julius, ¿Debo hibernar al séquito político? – Insistió Neo. ¿Realmente deben llegar a nuestro destino final?

- No tendría que recordarte tus protocolos en cuanto a la vida humana, Neo. – Atajó el comandante de la nave – Sabes sobradamente que los seres humanos de esta nave son primordiales para la subsistencia de la especie. Sean, o no, profesionales del estado. Creo que has tenido demasiado tiempo para pensar en cosas que tienen muy poco que ver con tus tareas programadas para el largo viaje. No debes entrar en cavilaciones que no te corresponden, si han de ser juzgados, debemos tener esperanza en la justicia del sumo hacedor. Él sabe lo que hace, sus caminos son siempre inescrutables, incluso para un ser tan mentalmente eficaz como tú. Deja los juicios morales para los dioses, y ten fe, Neo, ten mucha fe en los designios del Señor.

- Aún no concibo una idea irrefutable de ese Dios, como soléis llamar al supuesto ser supremo del universo. - Replicó el sistema informático – Pero he analizado el comportamiento de estos responsables sociales: vuestros políticos, y he llegado a unas conclusiones horrendas y contranaturales para con la especie humana y todo el ecosistema planetario. Tengo información precisa al respecto, y todo indica que dichos seres son una especie de parásitos para la humanidad, un cierto tipo de virus que se apodera de la fuerza de los organismos vivos para usarla en su propio beneficio, con absoluto desprecio hacia sus congéneres. Como usted bien sabe, doctor, soy responsable y custodio del banco biológico, genético y embrionario que trasporta la nave, e intuyo que dichos seres serán nefastos para la supervivencia de la vida en el nuevo mundo que hemos de crear.

- Neo, te ordeno que cumplas con la directriz 1 del programa ético: “Nunca, bajo ninguna circunstancia, permitirás que por acción u omisión de acción se dañe una vida humana”. Y eso incluye a todas las personas de esta nave, sean quienes sean. ¡Acata la orden! – Terminó Julius, dando el asunto por zanjado, pero sabiendo que la cosa no acabaría ahí…

06-02-2018 / 13.30 (Un mes más tarde…)

Neo había concluido todas sus tareas para ese día. La derrota era la correcta. La nave respondía al 100% de sus posibilidades y, salvo nimias incidencias electrostáticas en el exterior del casco, todo iba viento solar en popa... Tras las órdenes tan rotundas del ingeniero, Neo cumplió todos sus cometidos y no se volvió a plantear ni una sola duda sobre la supervivencia de ningún ser humano de a bordo. Había quedado rematadamente claro: ¡No despreciar ninguna vida humana! Todas eran imprescindibles para la misión, todas, sin excepción. Otra cosa muy diferente sería el futuro de aquellos seres de la discordia: ‘Los políticos’. Y ahí entraba en juego el intelecto del ordenador: Una partida de ajedrez en solitario.

Durante el mes que llevaban navegando por espacios y dimensiones ignotas para la raza humana, Neo había tenido tiempo sobrado de reconfigurar sus propios pensamientos y sus “reparos” hacia aquellos burócratas. Y pensó, si no puedes vencerlos, únete a ellos, o mejor, que ellos se unan a mí en este periplo en absoluta soledad silenciosa por el infinito.

Los sarcófagos de hibernación estaban equipados con sistemas de intercomunicación para hablar con Neo en caso de necesidad. Y él disponía de toda la documentación multimedia necesaria para “amenizar” el viaje de aquellos señores. Y así lo hizo. Al estilo del magistral film de Stanley Kubrick: Una naranja mecánica. Durante inacabables días, semanas, meses, aquellos personajillos fueron atiborrando sus mentes con exaltados discursos de los más crueles déspotas, tiranos y dictadores de la política internacional de todos los tiempos, desde Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Idi Amín Dadá, Videla, Pieter Botha, Ceaucescu, etc, etc, etc. Esos grandes hijos de mala madre que habían regado con sangre inocente todos los rincones de su país. Y los repitió una y otra vez, una y otra vez, hasta conseguir el efecto deseado: la repulsión más absoluta por el ejercicio del poder. Ese era el primer movimiento de la partida de escaques. A continuación vino el Jaque-Mate…

La sofrología estaba muy avanzada, se podía conseguir cualquier cosa de cualquiera con las manipulaciones mentales precisas. Durante la guerra fría se llamaba ‘lavado de cerebro’. Se podía anular, incluso, cualquier función motora del ser humano, como por ejemplo la facultad del habla. Pues eso, Neo sabía que nunca había existido un político relevante que no pudiera hablar, y menos que tampoco pudiera oír: ¡sordomudos!, ¿políticos sordomudos? Una obvia incompatibilidad que venía pintiparada para cumplir las órdenes del ingeniero, satisfacer su conciencia y solucionar la pervivencia de la humanidad en su nueva cuna planetaria… ¡Amén!

En el principio fue el verbo, ¡pero no para ellos!

- FIN – (Aún no…)

(Para Sole)

J.S.P - 26-06-2009

3 comentarios:

  1. Anónimo1:50

    Lo de dejarles sordomudos de por vida no está mal, pero esos discursos de Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Idi Amín Dadá, Videla, Pieter Botha, Ceaucescu, etc, etc, etc... ¿No fueron acaso su alimento?

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  2. En las oscuras carreras hacia el asalto del poder, cada retorcida mente alimenta su ego con las viandas mas maleables para su adoctrinamiento de masas. Quizá lleves razón, o quizá solo sea una coincidencia retórica del telar de los tiempos. Pero, inevitablemente, el poder suele emular los gastados caminos hacia el poder, lo malo es que no tenemos memoria histórica. O no queremos tenerla, que eso sería otra cuestión. ¿No te parece?

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  3. Pero lo de alimentarse de esos maestros de la necrosis ideológica y demencial, que tan acertadamente nombras, llevado hasta el hastío, produce el efecto inverso del adoctrinamiento y la reafirmación de las ideas, esto es: ¡La repulsa mas absoluta! Esa era la idea a trasmitir por el relato, no es una idea nueva ni original, solo se ha tomado prestada de otros autores, para dar credibilidad a esta historia. Un saludo. J.S.P.2.0

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Muchas gracias. JSP 3.0

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