De paso por un albor
siguiendo un lucero pálido;
explorando corazón y corazón
por si alguno fuese estío.
Marcho en firme, a veces;
las más, acierto o indeciso.
Y siempre me
sorprende
la espuma que acuna el río...
Unos predican del abismo,
otros se mofan con colmillo.
Incluso me tienen lástima,
escupiendo: ¡pobrecillo!
Y sigo, y camino
con quiebros de laberinto.
No quiero ser destino:
improviso según el verso
mutándome en berilio.
Voy hacia mi ausencia,
sin saber donde se ubica,
sin conocer mi nombre,
ni la lluvia que me habita.
De rato en rato pregunto,
al piadoso con-vencido,
¿sabes del sendero
cien mil años reprendido?
Nada responde,
¡No dice ni impío!
Escribo este imaginario
muy cerca de aquel suspiro.
Es el eterno acertijo
que calla cual peregrino.
- Juan
Sánchez -
Un cálido poema co ritmo y belleza, te felicito poeta
ResponderEliminarUn abrazo grande
Stella
Mil gracias Stella, me alegro muy mucho que te haya gustado... un fuerte abrazo.
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