Juan Sánchez.
En este baile de mascaradas que es la política, al ciudadano de a pié le ha de tocar, invariablemente, bailar con la más ‘fea’. Entiéndase por fea, aquellas decisiones que afectan directamente a la ciudadanía en esos apaños “mondongueros”, previos y posteriores a una consulta popular. Muestra, esta última, que nunca será vinculante –Pero si en-culante del crédulo paisanaje - para ciertos elementos que habrían de ejercer las tareas públicas con todo el rigor que merecen las urnas ‘violadas’ por su codicia.
Si las embestidas preliminares de unas elecciones se basan en una serie de escaramuzas encaminadas a mermar las fuerzas del rival, o rivales, es en las conversaciones –negociaciones- por la senda que lleva hasta el poder, cuando se deja ver, sin tapujos ni medias tintas, el recio calado de cada candidato, de cada ‘opositor’ a ejercer el puesto de primer edil.
Y es en ese escaso margen de maniobra, apremiados por la posibilidad cercana de perder los privilegios, y excesos de la anterior legislatura, cuando se urden los más rocambolescos, luciferinos y rastreros planes de desgaste, descalificación, ruptura y sorprendente traición hacia la voluntad ¿soberana? del pueblo. Llegados a esta encrucijada: crucero de realidades incompatibles; los políticos profesionales, quienes hacen de la merma del erario público una vil tradición, no reparan en gastos, ni en truculentas barbaries para perpetuarse en esos cargos usurpados a la ingenuidad del votante.
Y uno piensa: ¿para qué narices nos molestamos en ir a votar? Si a la postre, o a los entrantes, cual burlesco entremés, ellos habían decidido ya, independientemente del resultado de las votaciones, quien o quienes habían de repartirse el suculento pastel de compota de papeletas y galletas –getazos- en los morros del pueblo. Si todo estaba amañado, todo atado y bien atado, ¿qué pijo hacemos los ciudadanos, cual borregos alelaos, depositando nuestra voluntad en manos de esos hombres y mujeres de ‘negocios’? O es que somos, como dice mi buen amigo Luís, unos gilipuertas químicamente puros. Incluso algún otro añade, y ¡con reductora! Pues eso, ese, esa es la cara que a uno se le queda cuando observa el montaje de esta película llamada ‘Desayuno con diamantes’. O la tan de moda ensalada ‘pepinos’ envenenados, para todo quisque censado como ciudadano de Mazarrón.
Y esas ‘jugadas maestras’, absolutamente al margen del pueblo, suelen picotear en el lado más villano, emético, hampón o sibilino que cierta ralea de ‘servidores del pueblo’ –vividores del pueblo, mejor- esgrimen contra sus adversarios sin reparar en medios, para asegurarse su perenne tajada del dulce misterio de la vida pública, de poder y de heredad para su ‘intocable’ clan. Esto es: compadreos, presiones, extorsiones profesionales, personales y sociales, trueque de cromos de la señorita democracia, venta de favores ‘íntimos’ – Tú le haces el amor a ese, y yo se lo hago a aquel otro/a. Venga va, relájese, le dolerá menos- ‘Consejos’ magistralmente diseñados por mentes centradas en nosotros y en ¡nuestro bolsillo!, claro.
A todo esto, no podemos olvidar las mesas de conversaciones ‘no oficiales’, o lo que es lo mismo, esos corrillos de marujas con piel de sapo cancionero que cantan y cantan sin parar, hasta emponzoñar el ambiente del pueblo con la duda más cáustica hacia aquellos que pecan de honrados. No está de moda ser honrado. No está de moda ser un buen servidor del ciudadano. Que está mal visto, vamos. Y dejemos las átonas tildes en su rancia ubicación estercolar, donde siempre estuvieron, vamos…
Por todo lo demás, y al parecer, en estos lances tan toreros de dar capotazos de despiste y cornadas en las ingles del enemigo, todo, todito, todo, vale para conseguir la copa, la recopa, la liga de la novia, los calzoncillos del novio y salirse con la suya. Vale un pacto a lo sinvergüenza, a lo marrano, también conocido como a la ‘Alhameña’ (PP-PSOE). Valen las amenazas directas en forma de cobardes anónimos hacia las personas más válidas. Valen los mensajes desde móvil para embarrar la imagen de grandes profesionales de la información. Vale la compra, a pelo, de votos de ‘silencio’ en la puerta de los colegios electorales, o en la puerta de una oficina de correos, por ejemplo. Vale cambiar papeletas de la ‘tómbola del mundo’ por salones del reino de Jesús el Nazareno, amenizados con cantos espirituosos.
En fin, ya estamos viendo de qué son capaces algunos por saborear las mieles podridas del poder. Y solo por el hecho de sentir al pueblo bajo sus pies. O, quizá, por no ver al descubierto sus injustificables miserias al frente del pelotón de los corruptos y corruptores, los viciados por la nausea, los que viven hundidos en el fango de sus miserables existencias. Todo, ¡todo vale!
Entre tanto, su serenísima majestad imperial ‘Ramón Luís V’ de San Esteban, con la mirada puesta en sus delirios cinematográficos y volatineros, da unas palmaditas en la espalda del alcalde repudiado por la ciudadanía mazarronera y, con ademanes indecisos entre complacencia y rapapolvos de ‘pater et mater noster’, indica el retorno al lado oscuro a su engreído pupilo desde la cima misma de un mundo sin-razón, sin Dios y cuya única oración reza así: ¡TODO POR LA PASTA!
Pues eso, suena ‘Dirty Dancing’… ¡todos a bailar!
Y tan indecente.
ResponderEliminarPunto por punto estoy de acuerdo con esta entrada tremendamente valiente, pero también tremendamente justa.
Yo por mi parte estoy llena de ira, por eso en este momento prefiero esperar a que se me baje la calentura para poder razonar mejor mis palabras...
Creo que un pueblo que no se vende no debería ser comprado…pero los dólares pesan tanto, y hay tantos corruptos para repartírselos.
No entiendo demasiado de política, pero solo es necesario abrir un poco lo ojos y contemplar el panorama.
Un abrazo.
Así es Lore, enfado, cabreo, impotencia frente a los negocietes indesmontables, 'apaños' y connivencia entre los de siempre. La democracia brilla por su ausencia, el poder en está manos de cuatro corruptos. Hay personas muy válidas en todos los colores ideológicos, pero no les dejan hacer nada de nada...¿Quién? sencillamente esos usurpadores de la voluntad del pueblo llamados: ¡¡ALIMAÑAS!! Y ¡¡DEPREDADORES SOCIALES!!
ResponderEliminarGracias Lore, un abrazo para ti también.