Rezaré una oración por ti,
y pediré a los santos oblatos
que sean benévolos al alba,
que no derrochen lágrimas
por nuestro postrado amor.
Rezaré una oración por ti,
Para borrar de tu alma
mis besos furtivos
aquellas noches derramadas,
aquellas noches de gatos.
Y rogaré a los gayos cielos
que vengan al encuentro
de tu corazón anestesiado,
que se muestren generosos
en lisonjas y regalos.
¡Rezaré una oración por ti!
Y un cirio será luz
en el rincón
que, receloso, guarece
nuestros secretos musitados
entre gemidos de algodón
de azúcar, miel dorada,
y el tic-tac de aquel reloj...
Rezaré una y mil veces
Hasta la extenuación,
hasta que lloren los céfiros
que me hablan de tus labios,
de la piel de aquel león
que cubrió mi derrota
por un mar de deserción.
¡Rezaré una oración por mí!
Que me guarde del rencor,
que me abra un sendero
lejos del cadáver
de un cariño sin destino,
partero de la sinrazón.
Rezaré una oración por nos,
para que vivamos distantes
de los recuerdos,
de las penas del fuego
en los ojos de un mirlo, ciego.
¡Rezaré una oración!
JSP - 6-3-2010
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