viernes, 18 de mayo de 2012

“El Charco del Miedo” ‘Corona y Daniele’ … In Memoriam



‘Están clavadas dos lágrimas en el cieno del olvido’ 
Juan Sánchez.
Pronto se cumplirá un año. Justo el 21 de Julio. Un año desde la injusta muerte de dos pequeños. Dos vidas sin comenzar a vivir, truncadas por una travesura, un despiste de sus padres, o el lazo del demonio llamado inconsciencia institucional. Qué más da. Dos niños muertos de la forma más horrenda imaginable. Atrapados por el lodo de unas sucias charcas en la orilla de nuestra playa de Bolnuevo. Solo dos criaturas que nunca pensaron que su juego acabaría por ser su cepo mortal, su fin, su oscuridad allá en el barro escurridizo de  la adulta indiferencia y a nosotros qué pijo nos importa esto…

-21-7-2011-
Hoy, por azar, porque las cosas nunca salen como uno espera, me he pasado por aquel paraje de Bolnuevo. Justo donde desemboca la rambla de Las Moreras. Justo donde comienza el cálido mediterráneo y concluyen los presuntos humedales. Justo allí, reposan las últimas risas, las últimas bocanadas de aire que hincharon aquellos diminutos pulmones. Justo allí, en la orilla del infecto pantanal, hay erigidas dos pequeñas tumbas simbólicas. Dos mausoleos de ‘juguete y flores de plástico’ que nos recuerdan el trágico suceso.

-‘Corona’ mira hacia su lecho del miedo-
Y sobran las palabras ante tremendos acontecimientos. Solo un vuelco en el corazón del bañista ante aquellas mínimas casitas de caramelo. Los niños que las visitan, imagino, depositan en ellas todo cuanto anhela su propio corazón. Como una ofrenda para un largo viaje desde la infancia hasta el justo cielo de los inocentes. Desde muñecas rubias de cabellos revueltos por la brisa azul de metileno, una estrella de mar amarilla de terciopelo, una pelota y un dibujo de spiderman, un caracol de madera con mofletes colorados y sonrisa para el recuerdo. Florecillas de papel reseco en los periódicos de hace tiempo. Bolsas de chuches vacías, como la memoria de la ausencia. Latas de refresco y un pequeño espejo para mirar el mundo al revés, para no verlo. Pero, ante todo, entre ambos relicarios de dulce espliego, han nacido unas margaritas que quieren acercar ambos lechos…

-Estado actual de la charca-
Hay mañanas que mejor no ver lo que estamos viendo. Mejor mirar el mundo desde muy lejos. Mejor olvidar que nos gobiernan una pandilla de incompetentes y de necios. Unos desentendidos del ser humano, unos traidores del justo sueño. Unos elementos que se esconden entre legalidades, competencias y pestucia a zorro viejo. No me extraña que aquellos lodazales sigan esperado nuevos juegos del miedo. No me extraña, en absoluto, que hayan olvidado a los críos allí muertos. No me extraña saber que los estancos, de este y de otros muchos pueblos, se están quedando sin papel de fumar, que a destajo gastan ellos, en cogérsela con las dos manos, mientras, en aquella orilla, en aquella trampa con colmillos de cieno, aguarda la muerte, aguarda y guarda en la orilla el trofeo de dos niños muertos.  

“CORONA” (5años)
“Corona y Daniele” se llamaban cuando estaban vivos. Ahora nadie les llama, nadie clama por sus malogrados sueños. Salvo mi rabia ante la poca vergüenza de algunos que consienten con esa trampa. Ese cepo cruel que aguarda nuevos corazones pequeños, nuevas vidas que aniquilar entre esos lodos del miedo.

“DANIELE” (4 años)

Imagino, porque no tengo nada mejor que imaginar, que si los niños muertos hubiesen sido de algún responsable,muy responsable y muy competente, entre nuestros políticos. Si los muertos fueran sus hijos, tengo la absoluta seguridad que todo estaría resuelto. Que habría cercas inexpugnables, vallas de mega-diseño, relumbrantes neones de advertencia. Habría guardianes de gala en aquel pantano tan negro, habría brigadieres y mercenarios, habría ejércitos someros, la ‘UME’, la mancomunidad política ‘U.R.G.E.N.T.E’ (Unidad Reguladora de Gilipollas Emergentes Niquelados del Territorio Español) y el séptimo de caballería, desecando, vengando, canalizando, reprimiendo, disolviendo con métodos anti-disturbios -O potaje tontería, y no te vayas muy lejos que acabo de echar los fideos-, ese agujero del infierno…
Pero los muertos eran, sencillamente, dos niños del pueblo sin crédito. Solo dos niños, sin ningún otro ‘mérito’…

“Corona y Daniele” In Memoriam.

Saludos para casi tod@s.

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