viernes, 26 de agosto de 2011

Serie 52

Barco Fenicio Mazarrón-2 (Pecio)

Juan Sánchez. VMPress-enlace.
Parece mentira que hayan pasado casi tres mil años. Eso pienso mientras observo los restos del barco más antiguo del mundo. Una especie de simplona barcaza de trasporte costero, usada por el pueblo fenicio para sus mercaderías por las orillas de nuestro Mare-Nostrum. Su esqueleto silueteado, casi inexistente, muy feo y que deja mucho o poco espacio de maniobra para el observador más imaginativo, parece contemplar nuestro presente con una mueca de burla y una mirada de sorna que nos hace menguar en credibilidad de evolución positiva, a la vista de lo poco que han cambiado las cosas desde que esa grotesca nao ‘regateara’ por aquellos meandros tan salados de la actual costa de Mazarrón. 
Paseo curioso y voraz por los pasillos del museo de arqueología subacuática de Cartagena (ARQVA). Apresuro mis pasos hacia el encuentro con mi camarada de reportaje, Bartolomé, que enfila a bordo del buque de prensa la bocana del puerto. Una amable señorita me guía por las profundidades del centro de investigación, y me invita a ver una proyección sobre ese pecio perdido en el espacio y el tiempo de un mundo, aún hoy, por racionalizar. Pero no tengo espacio, no tengo tiempo para contemplar la historia; ya me pone a cien la actualidad. En otra ocasión será…

Autores: Bartolomé Méndez / Juan Sánchez

Arriba a sus pantalanes la ‘serie 52’, perseguida por un tumulto de curiosos que tratan de ver de cerca a esos gladiadores del mar. Tras ella, la menos aclamada pero más batalladora  ‘serie 40’. Casi como telonera de sus mayores, casi como un complemento del gran espectáculo. Todo es espectáculo en este mundo de actores y teatros de acción controlada por la ausencia de control racional y humano. Desenfreno, erotismo de poder en el escenario de la cotidiana mentira, el negocio o la trepanacción (Trepa en acción) social. -Mi director me mata, lo sé. Pero es lo que hay, lo que siento, exactamente esto es lo que siento. Tranqui Jesús, ya verás como lo arreglo al final-.No pasa nada. Nunca pasa nada hasta que pasa, que diría mi viejita. Y cuando pasa, parece que todo se agolpa, se apelotona y acelera para ser el primero en disparar, cual cañonazo en ‘to’ los morros, su reprimida historia.
Esta misma mañana, entre formulismo y protocolo para entrar al recinto de regatas, he ojeado de soslayo, así, soslayadamente, que diría la genial María de los Ángeles López Segovia (Lina Morgan), la prensa del día. Y vaya día, parecía un horno esta milenaria Cartagonova. Busco en sus páginas información a propósito de la Audi Med-Cup 2011. Trato de hacer mis deberes y estar al tanto de la bordada, para completar la información de los lectores. ¡Et voilá!, allí en portada, salta la liebre, el lebrel y un repizco en mis entrañas que siembra la cordura en esa atribulada mañana. El resto de la jornada lo paso rumiando esa noticia, hasta decidir armar esta especie de caótico conglomerado de actualidades inconexas a primera vista, que reconocerán su nexo de contacto y razón de coexistir al iniciar este artículo. Parece que el destino se reserva el derecho de admisión; incluso, a veces, rola en redondo y regatea con un servidor para resultar sospechosamente reconfortante. Ya veremos, ya veremos…

Autores: Bartolomé Méndez / Juan Sánchez

Mientras los veleros más raudos y modernos del mundo se hacen a la mar, tras dejar a ‘Bartolo’ más contento que unas castañuelas adentrándose en uno de sus grandes sueños, me acomodo incómodamente en una butaca de la sala de prensa y leo: El comedor social de Cartagena, “El buen samaritano”, habrá de cerrar sus puertas por falta de fondos y su incapacidad de hacer frente a la deuda contraía con sus proveedores, dejando sin un plato de potaje caliente a cientos de necesitados e indigentes de la ciudad portuaria. Una paradoja que se materializa en mi autoestima e incredulidad, al contemplarme a mi mismo en aquella situación encontrada con mi natural contracorriente. Y no paro de darle volteretas a la molleja durante el resto de la mañana, tarde y noche.
Y truena, ruge inevitable la pregunta, y mana un torrente de corrosión personal que me pone a parir allí mismo. ¿Este eres tú? ¿Eres tú el que está en esta sala de prensa pensando en escribir un ‘bonito’ relato de mares ignotos y excitantes aventuras cabalgando las olas en un velero llamado libertad? No lo sé. De verdad que ya no sé, o no quiero saber, nada de nada. Pues nada encaja ya, nada tiene sentido en este mundo cansado de gritar a un sol que nos ciega y achicharra las entendederas cada vieja y ajada nueva mañana. Aún así, mañana amanecerá para muchos, para otros no...
En fin, no sé si he conseguido lo que pretendía y deseaba. Solo hay que atar cabos, ceñir los céfiros de la existencia real y soltar velamen y voluntades. Y pensar un poco en la solidaridad. Nada más. Lo demás, señores y señoras del ‘espectáculo’, vendrá navegando, regateando penurias y necesidades, desde esa mano tendida hacia nuestra propia humanidad.
PD.- Ir a ver la regata, en serio, merece la pena.

Buena travesía para tod@s. 

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