sábado, 1 de mayo de 2010

Camisa Blanca


Dicen que hay dos Españas, y debe ser cierto. Pero no es una idea novedosa, España siempre ha sido dúo y trino. Trino de trinar, no de trío. De trinar los que desesperan por no darse cabezos contra la pared cuando ven como se lo montan los de “la otra España”

Un día como cualquier otro. Una mañana que amanece para darnos algo que pensar. Al menos, amanece, que no es poco. Eso deben pensar tantas familias que engañan el hambre con cualquier menú basura (Los que pueden con esos ‘lujos’). Mientras los de la otra media Hispania se ‘jartan’ de pijotas, langostinos y fino quinta o manzanilla de la gitana, entre bailecito y risotada en la feria de abril, por ejemplo. Y los que ven el espectáculo sentados en su raído sofá, y rodeados por una nube de chiquillos que piden a gritos otra ‘Wooper Junior’, no les queda más narices que ciscarse en la sevillana de las pastillas de jabón, ¡aliraro! ¡Pastillas de jabón!

Que me parece muy requete bien, -que no requeté-, que los señoritos y señoritas tiren sus casas por la ventana en tres miserables días para sacar la panza de sus jacos y los volantes de faralaes de sus ‘niñas’ de paseo, entre otros tantos mindangos de igual guisa, mientras media España se pudre por debajo del umbral de la pobreza. ¡Alirao! ¡Pastillas de jabón! Ya sabemos para que son…De todas maneras no me hagáis mucho caso, un servidor nunca tuvo demasiada simpatía por esa muestra de folclore ‘tan elitista’, por decirlo de algún modo.

España de camisas blancas. Camisas de domingo, de fiesta, de entierros. Te la pones y pareces un señorito. Menos los camareros, claro. Pero al menos disimulas tu baja condición y alcurnia ante los ojos de aquellos que viven de las apariencias. Dos velocidades para vivir: los que usan camisa, corbata y sonrisa postiza de diario y los que se ‘tiñen’ de blanco para poder sonreír por fuera de domingo en domingo. Camisa blanca para la esperanza, de unos pocos. Los otros nunca necesitaron de esperanza, nacieron con ella puesta.

País cavernícola de contrastes sin tapujos para alardear de unos bienes que nadie posee. Calles de jactancia y chulería de aquellos que roban a manos llenas sin que haya alma humana capaz de señalar sus fechorías. Y los que miran embobaos como desaparecen los bienes públicos ante las impasibles narices de entidades creadas para perseguir a dichos malhechores, se preguntan a cual de las Españas pertenece dicha ralea de mangantes. Pues si dicha condición de ser rastrero, vil y avaricioso (En el decir popular) siempre se identificó con aquellos asaltatrenes, bandoleros y escoria emboscada en el monte de sus carencias, que salvaban el culo menguando en lo que bien podían las arcas del poderoso. Qué está pasando en esta España de pandereta y farra subvencionada cuando los que roban son los que menos debieran hacerlo y los asaltados son los más desfavorecidos por la desgraciada suerte de su nacimiento.

Pero tenemos un gobierno de socialistas insociales e insociables. Señoritos vestidos con la camisa blanca del segador manchego, que lo más cerca que han estado de un bancal de trigo fue cuando retozaban con su moza, igualmente 'sociata', entre las rebeldes gramas de un campus universitario que les formó en el muy vetusto arte de camelarse, para luego traicionar, a la sufrida ciudadanía.

Y uno, que hace horas extraordinarias para cumplir con esta publicación por no defraudar a los pocos lectores/as que aún me siguen, se pregunta si estas horas robadas al sueño para plasmar unos pensamientos en estos tirajos de papel virtual, han de servir para algo más que rellenar un hueco en el diseño de un blog que a ninguna de sus ‘señorías’ les interesa leer. Porque a fuerza de darle a la tecla con la mala leche suficiente como para que salga la rabia contenida en el día a día, de uno de tantos sufridores de esta demencia administrativa, llega uno a preguntarse cuántos políticos o funcionarios siguen las largadas de esos muchos seres descontentos con este sistema corrompido hasta los tuétanos. Y la respuesta salta a la mente de un servidor sin que pueda dejar de pensar en la inutilidad de esas horas robadas a Morpheo. Me consuela saber que, de momento, podemos ejercer nuestro derecho expresarnos con relativa libertad, aunque ellos se pasen esta expresión y esa libertad por el forro de sus abultados pelendengues.

Ya lo dice el refrán: "ande yo caliente y que proteste to lo que le salga el pijo la gente". Porque gente somos todos los españolitos de madrugón y fiambrera para comer en el tajo, que no están los tiempos para despilfarros en menús de restaurantes de currantes en un polígono desangelado, cual pueblo abandonado, por el cierre de la mayoría de sus empresas. Somos la gente que viste de mono lleno de lamparones y chorretes de grasa rancia por la acritud con que soportamos la tiranía de unos gobernantes enfundados en sus impolutas camisas blancas para seguir engañando al pueblo. El pueblo, el populacho, la plebe, la masa aborregada, los borregos acallados, las voces que callan por no jiñarse en la madre que los trajo.

Os dejo un poema del gran Antonio Machado. Que cada cual saque sus privadas y reveladoras conclusiones:

"Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.

Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón".

JSP 2.1 - 1/5/2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias. JSP 3.0

NOTAS

The End.. "Pincha el enlace"