martes, 17 de noviembre de 2009

Y de repente un extraño II



Todo viaje es una huida, una pérdida, un vacío que se llena de letargos, una niebla que intenta tapar nuestra tormenta. Los comienzos siempre son difíciles, extraños, como una gota de rocío en un amanecer inesperado, que nos asalta entre un juego de sueños de pasiones y desengaños.
Lo raro, lo imposible, es dar el primer paso, los demás se andan solos, es la inercia del camino. Tras la decisión se hace necesario seguir adelante, sin más, sin dudar; todo está dicho, todo está bien pensado y repensado. Años, años de ser un borrón en tus entrañas, un grito que no calla y se encierra rezongando en los repliegues del alma.
Y te reencuentras con la soledad, el soliloquio del caminante, mil veces acallado y otras tantas gritando entre necios. Absurdos vociferando en el absurdo, y tú en los medios. Cansado de tanta necedad, te pones a caminar; sin rumbo, sin destino, sin esperanzas. Caminar sin mirar, nada más. No importa la derrota; el mañana, quizá, te la muestre. Pero el mañana nunca llega y siempre nos enreda con sus falsas añoranzas. Mentiras que, a fuerza de ser oídas, pretenden que las tomemos por verdades para el alba prometida.
Y las señales se hacen más presentes, más evidentes, a cada paso una nueva marca en el sendero te hace reconocer tus máculas. Y piensas en los años perdidos, en tantas y tantas esperanzas muertas, en tantos y tantos necios empeñados en burlar tus fábulas. Confabulados, actores y guionistas de la gran farsa, y tú, expectante, espectador falseado por la trama, un tonto del haba que aún se cree la comedia ingrata.
Por eso caminas, lejos, muy lejos del mañana, tan lejos que ni siquiera recuerdas tus entrañas, ni necesitas recordarlas. El camino se hace grato, se hace largo, y en cada paso amanece un extraño. El extraño que habita en tu corazón, la rareza que reclama su libertad, sus deseos desgarrados en las tierras yermas de un alba ciega. El extraño que siempre habitó en los renglones repudiados por la cobardía y la falacia. El extraño eres tú, pero ahora dejas atrás a quién otrora fuese tu desengaño. Un paso tras otro hasta el alma, un paso que borra la mueca de aquel otro extraño desterrado. Amanece en punto, y a la hora deseada... en el sendero sin memoria.

JSP 2.1 - 11-2009

4 comentarios:

  1. los senderos son memoria que se desvanece
    nieblas
    los senderos son intentos de reconocer nuestra propia faz en la oscuridad que nos aflige y nos alienta
    tormentas
    los senderos son equilibrios entre abismos, entre fronteras tiernas de despechos
    honduras
    adonde ni el alma llega si no se agarra de la sombra de otra alma

    ceñido el cinto, sigamos el ondear de nuestros propios pasos ,inciertos,
    en la madrugada de la nueva esperanza que ha de herirnos bajo la piel nueva
    de la misma esperanza vieja

    horizontes , sin espejos, sin ojos turbios al otro lado del espejo

    fresca es la mañana...vamos, en pié...es hora de empuñar de nuevo el corazón contra las fragatas de la realidad transparente, inane, con alfileres clavada al clangor del universo...nuestra es la derrota que ha de ganar la guerra

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  2. Caminar por el filo de la navaja, siempre desarmados, siempre...
    Gracias Susi.

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  3. Anónimo0:55

    No siempre todo viaje es una huida. Algunos son un encuentro con uno mismo...

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  4. Toñi:
    Es cierto lo que dices. Un encuentro que, a su vez, implica una huida de uno mismo. Un reinicio de tu sistema operativo y una aceptación de ese 'alter ego' que pugna por salir a la superficie de tus sentimientos. Renacer, siempre renacer, para no morir en el empeño:
    Gracias, abrazos.

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Muchas gracias. JSP 3.0

NOTAS

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