domingo, 22 de noviembre de 2009

“Josephine o el dolor de existir”



“Josephine o el dolor de existir”

Josephine es una niña de tres años que nació ciega en una de las aldeas más míseras del planeta: ‘Cité du soleil’, en Haití; el país más castigado por las descarnadas hambrunas y la miseria de todo el hemisferio occidental. Entre tanto, los gobiernos de todo el mundo, incluida su representación mundial: la ONU -Naciones Unidas- hacen oídos sordos o miran hacia otro lado con cara de no saber nada de lo que está pasando. La crisis alimentaria se está cebando con los más desprotegidos del planeta (Cada vez más desprotegidos, míseros y en alarmante y exponencial número creciente). No quiero entrar en la concurrencia descriptiva de toda la trama económica mundial que ha derivado esta crisis hacia los mismos de siempre. No voy a enumerar todos los factores que conforman dicha trama, ni las oscuras maniobras que ejecutan los estados, la banca y el FMI para gobernar el mundo, siempre desde el punto de vista de los más favorecidos por la existencia. No voy ha plasmar ninguna impresión personal -Y son muchas- sobre ese tipo de seres -No los quiero llamar humanos, puesto que no lo son- que se valen de las miserias y las carencias extremas de millones de personas moribundas por todo el planeta, para darse la gran vida, para hacer alarde y ostentación de unos bienes terrenales delante de otros tantos miserables, en sus lujosas villas y demás porquerías materiales, mientras degustan unas maravillosas viandas regadas con la sangre y el sufrimiento de una inmensa parte de este mundo llamado tierra. Ellos sabrán, ellos no saben, ellos desconocen lo que es vivir realmente, y os puedo asegurar que jamás llegarán a saberlo...




Josephine es solo una estadística más para ser olvidada en el disco duro de algún ordenador del primer mundo. Al menos ella no ha de ver nunca su propio cuerpecito demacrado, desfigurado, lleno de pústulas, parásitos y atormentado constantemente por la malnutrición que la está devorando viva. Josephine no puede ver, siente, eso si, siente el dolor continuo de su cuerpo, un dolor que a fuerza de habitar en ella, llegará a ser su única manera de sentir la vida. No llego a imaginar lo que debe ser una vida como la suya. Desde el albor de su existencia, su único contacto con la realidad es el dolor. Cruel, nefasto, incomprensible, demencial, una locura hecha vida, una vida convertida en sufrimiento perenne; una oscuridad, la suya, llena de llagas en el corazón, llena de incapacidad para entender lo que sucede, y una absurda certeza de que la vida solo se limita a eso: ¡sufrir!

Por un momento, solo por un momento, deberíamos ponernos todos en la piel de esa niña. Imaginar lo que sería nacer en un mundo como el suyo, en un cuerpo como el suyo, en unas circunstancias como las suyas. Sin otro contacto con la existencia, con la vida, que no sea sentir sufrimiento y hambre. ¿Sois capaces de hacer ese supremo ejercicio de imaginación inversa? A mi me cuesta bastante, la verdad, acostumbrado a comer todos los días, a sentir la luz en mis ojos, a ver un maravilloso amanecer sentado en mi cocina, con una surtida mesa para desayunar, lo cierto es que no puedo llegar a imaginar como sería todo lo contrario: oscuridad, hambre y dolor. No puedo llegar a imaginarlo, pero puedo sentir como dichas circunstancias pulsan algo en mi interior, algo que se revela contra la existencia de esa niña, como tantos y tantos otros millones de niños por todo el planeta que existen para sufrir…

¿No os parece que las fuerzas que rigen este mundo juegan a favorecer a los menos indicados, mientras los seres humanos ciertos se retuercen de dolor durante toda su existencia? Vivid por un instante dentro del cuerpo de esa niña, si tenéis el coraje suficiente y si estáis capacitados y concienciados para soportarlo. No añadiré nada más. Punto y final.


>>Un enlace al azar<<

JSP 2.1 - 22-11-2009

4 comentarios:

  1. Anónimo18:11

    Las fotos ya hablan por sí mismas. Escalofriante.

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  2. Ojalá todo el mundo viviera ese escalofrío al ver estas fotos, pero no es así. La indiferencia está matando nuestra humanidad. Gracias Toñi. Un abrazo.

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  3. el dolor
    de ver a Josephine
    y no poder morir en vez de ella
    o gritar al menos que no quiero que muera

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  4. Lo peor es que ella no pueda sentir tu dolor y tu solidaridad. Quizá eso, de algún modo, la pudiera consolar. Un abrazo, Susi.

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Muchas gracias. JSP 3.0

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