sábado, 30 de mayo de 2009

Huida a ninguna parte I


“Huída a ninguna parte I”

6 de Enero del 2018:

Todo eran histéricas idas y venidas de última hora. Un hervidero de técnicos, ayudantes, supervisores, controladores y personal de seguridad, corrían como posesos comprobando, una y mil veces más, que todo estuviese como y donde debía de estar. Algo elevada, mirando hacia la lejanía, se encontraba la plataforma de lanzamiento: una gigantesca mole de acero y extrañas aleaciones de metales cerámicos antitérmicos que constituían el exoesqueleto que abrazaba y mantenía en pié la ciclópea astronave.

Julius miró hacia aquella estéril planicie, miró con ojos lacrimosos. Él sabía lo que significaba aquella lanzadera, aquel ‘Arca de Noé’, que los alejaría para siempre de su adorado planeta Tierra.

- ¿Vuelven las sombras? – Inquirió Samy - No pareces demasiado satisfecho con la idea que tú mismo has creado, organizado y ejecutado.

- No, mi querida sicóloga porteña, no es desencanto por el proyecto, el trabajo se ha realizado a la perfección. – Dijo Julius, con matices pesarosos – Es todo aquello que implica haber tenido que llevar a cabo este disparatado plan. Todo lo demás…., que no termina de convencerme.

Por la megafonía del complejo aeroespacial, una voz apremiaba a los científicos a ocupar su lugar en los vehículos de trasporte hacia la nave. Al salir del recinto sellado contra la lluvia sulfurosa y la contaminación Gamma, se podía entrever, a través de los cristales antirradiación del autocar, una inmensa extensión desértica que separaba el complejo de las zonas remotamente habitadas. Un desierto controlado por varios regimientos del ejército Euroasiático (Sucesor, tras la tercera guerra mundial del año 2013, de la desmembrada y extinta NATO).

Se pararon en la puerta de acceso a la terminal espacial. Un pelotón de escolta del servicio de inteligencia, guarecía al presidente y lo trasladaba desde la sala de autoridades hasta el cubículo que le correspondía, por rango político, en la nave espacial. Ellos, los mandatarios, tenían preferencia de trato y evacuación frente a los millones de seres que permanecerían en la tierra, en un sicótico y terminal compás de espera, hasta el inminente advenimiento del Holocausto.

Julius miró a Samy con una sonrisa irónica en su rostro, una mirada que reflejaba la inmensa repugnancia que sentía por tener que compartir, durante tantos meses, un mismo espacio vital con aquellas sabandijas políticas. Pero ellos manejaban los hilos, eran los dueños del telar que tejía el entramado económico necesario para llevar a buen fin aquel plan de salvación; también conocido como proyecto “Ómicron”: La continuidad de la raza humana - A pesar de todo - más allá de las más recónditas estrellas…

Tras la insuperable crisis económica del 2008, estallaron las revueltas civiles. La falta de trabajo (El paro aumentó hasta el 50%) y la carencia de recursos vitales de primera necesidad obligó a millones de personas a sobrevivir a costa de lo que fuese. Se multiplicó exponencialmente el índice de delincuencia, los crímenes, robos y el pillaje pusieron a los cuerpos de seguridad fuera de toda operatividad. No daban abasto para controlar aquel desastre. Y llegó el ejército, se movilizaron todos los efectivos, pero aún así, solo sirvió como iniciador de un desorden aún mayor y absoluto. Hasta que sobrevino la anarquía general, la miseria, las enfermedades virulentas, la pandemia planetaria, ¡el caos! Y con él, las incursiones fronterizas y las escaramuzas entre diferentes estados europeos, que propició la desprotección de las fronteras del mediterráneo sur, por donde se produjo la gran invasión de la alianza Árabe-Africana del año 2012…

Julius recordaba, como si fuera ayer mismo (Su nombre le venía del maravilloso Jules Verne a quién su padre tanto admiraba. Y era demasiado irónico recordarlo en las presentes circunstancias), todos los acontecimientos que abocaron el mundo hacia ese Pre-Apocalipsis: Las conferencias internacionales de emergencia, la junta permanente anticrisis de la ONU, las reuniones de los nuevos grupos de poder – G-10, G-23 -, la militarización de todo el personal de la administración, incluido él mismo, el estado de excepción, los toques de queda, las sombras, ¡Las tinieblas! Y la definitiva gran guerra mundial… Europa era un erial, un campo de batalla generalizado. Se recurrieron a todo tipo de armas, incluso químicas y bacteriológicas, para repeler la marabunta del sur (Como se dio en llamar a los millones de famélicos seres humanos que nos abordaban desde el continente africano, aprovechando la oscuridad social reinante en nuestras otrora seguras y prósperas tierras, en busca de algo con que sobrevivir). Pero nunca se pensó en utilizar armamento nuclear, hasta que, finalmente, ¡se hizo! …

Julius siguió con la cabeza al grupo de escolta presidencial. Sí hubiese podido fulminarlo con su mirada, sin dudar un instante, ¡Lo habría hecho! Era responsabilidad de todos aquellos mamones y sus enredos e intrigas político-sociales, lo que había llevado al planeta al borde de este inevitable cataclismo. Y, lo peor de todo, es que ellos eran conscientes de eso, pero, aún así, seguían comportándose como las ratas repulsivas que eran. No tenían derecho, – Pensó Julius – no tienen la más mínima justificación para ocupar ni una sola plaza en el proyecto Ómicron, ¡no!

Pero todo estaba previsto, no en vano, él era el ingeniero jefe de la misión, y como tal había supervisado hasta la última tuerca de aquella ‘chatarra’ estelar. Todo estaba estudiado, todo en su justo lugar. Planes dentro de otros planes. Y todos lo planes eran suyos. Por ello, nunca dejaría traslucir su animadversión, más allá de sus propios pensamientos, hasta que llegara el momento adecuado. Una traición que tomaba cumplida venganza de otra traición mayor. ¡Un plato muy frío!

Esos eran los pensamientos de Julius, justo antes de perder el conocimiento, segundos después del despegue de la nave ‘Ícarus’, que partía hacia las estrellas con él a bordo, en compañía de muchas otras personas incluido el séquito político-emético-protocolario…

Continuará...


J.S.P - 30-5-2009

(Para Analía)

1 comentario:

  1. Anónimo18:05

    Lo llamas ciencia-ficción. Ojalá siga siendo solo eso, un relato fantástico, y nunca se convierta en realidad.
    Anibal Lecktter.

    ResponderEliminar

Muchas gracias. JSP 3.0

NOTAS

The End.. "Pincha el enlace"