domingo, 17 de mayo de 2009

El síndrome de huevo imaginario.


“El síndrome del huevo imaginario”

No sé si conocéis la historia del pájaro ‘Cuco’. Si hombre, esa que va el susodicho pajarraco (Enorme por cierto) y pone sus huevos en el nido de otros ingenuos, diminutos e infelices pajarillos. Y esos pobres ignorantes de la vida aviar, no se sorprenden de que el número de huevos de su propia puesta haya aumentado, quizá un poco, pero como los elementos plumíferos son un tanto lerdos con las matemáticas, hacen de tripas corazón y adelante con la empolladura de la nidada.

Bueno pues, unas cuantas semanas de empollar más tarde, tras una larga y pacienzuda alternancia entre papá pipi y mamá pipi, eclosionan los huevecillos propios y los ‘güevones’ del descuidero de nidos y muy astuto Cuco. Los sacrificados padres putativos van criando, con no pocas penalidades y muchos viajes al súper avícola, tanto a sus polluelos como a los intrusos. Y llega un momento en que los pollos del astuto cuco expulsan del nido a sus colegas de guardería, mediante el método de la patada en el culo y ¡a volar!; al menos lo que tardan en esclafarse en el suelo, sin turno de réplica ni poder decir este pico, o este nido, es mío. Y los ignorantes padres terminan criando unos seres alienígenas que, día a día, irán creciendo hasta cuadruplicar en tamaño a sus matronas, para llegado el momento dejar el nido y si te he visto no me acuerdo. Y con esta nueva generación de cucos tan cucos se cierra el círculo, y la historia vuelve a recomenzar.

Estaba escribiendo estos párrafos y me vino a la mente (Sí, yo también gasto de eso) una curiosa asociación de ideas. Se cruzó por mis entendederas la vergonzosa imagen de esos politicuchos de tres al cuarto que hacen como que nos gobiernan pero solo se quedan en eso: en hacer como que. Pero de gobierno solo el que llevan de las ingentes cantidades de parné que esquilman a la ciudadanía mediante el método del ‘Tío Saín’ o de aquel tío ‘Sacamantecas’.

Juntando ambas historias con un pequeño malabarismo mental podría quedar algo así (Pero como diría Jack el Destripador. -Vamos por partes):

Los pobres e ignorantes pajarillos seríamos nosotros: los ‘estúpidos’ curritos de toda la vida, la plebe, la masa aborregada, la turbamulta, los ciudadanos que pagan sus impuestos y financian al estado. Y ya os habréis imaginado (Que sois muy avispados, me consta) que el papel de pajarracos sin escrúpulos, ventajistas y trapaceros corresponde a los políticos, ¿no? Pues ¡Que empiece la función!...

Existen infinidad de arteras maniobras orquestadas al amparo de las urnas para poner los huevos en el nido de la ciudadanía, o lo que es lo mismo, para gobernar por cojones, a golpe de decretazo y ¡Chitón!, so cabrón. Pero el resultado siempre será el mismo, esto es, usar a los ciudadanos para financiar los caprichos, delirios o disenterías mentales de sus señorías. Amén, claro está, de sopar en todos los platos que van pasando por su mesa del despacho oficial y engrosar, así, sus activos no tóxicos, los de sus hijos, padres, hermanos, tíos, sobrinos, primos, cuñados y cuñadas, suegras, perr@s y gat@s y demás familia que ruegan una sentida oración por la muerte, en el calvario de la mansedumbre y la obediencia civil, de los riñones del contribuyente, que palmaron por currar de sol a sol para pagar la vida padre que se pegan la mayoría de l@s que se nombran a sí mismos como ‘señor@s’ políticos y políticas. Y ya está el huevo en el nido ajeno –El nuestro -, ahora que el señor nos de salud para criarlo. Igualmente, gracias.

Porque no nos engañemos, cuando se accede a un cargo político o a la administración pública, no se busca ejercer una labor social, un trabajo comunitario, un cargo creativo o altruista para aportar novedosas ideas que beneficien a nuestros paisanos y convecinos, ni desarrollar unos cometidos constructivos que den cumplida salida a unas inquietudes interiores y vocacionales, ¡no! Lo que se persigue, como objetivo prioritario, es mejorar en el estatus social, en la calidad de vida unipersonal, aumentar el patrimonio y las oportunidades individuales de quien se presenta a unas elecciones o accede, de forma vitalicia, a un cargo en la plantilla del estado (Esa Súper-teta fija y segura) Sí, ya sé aquello de que la misma ‘Burrocracia’ tiene articulados sus propios sistemas anticorrupción, pero me vais a permitir que lo dude de forma rotunda e irreversible. De ser así, no saltarían al mundo mediático tantos casos de podredumbre oficial. Y esos, son solo los que afloran a la superficie de la opinión pública porque no se pueden justificar o tapar. El pico del inmenso iceberg que es la pandémica corrupción política y gestora del estado.

Si me atrevo a hacer estas aseveraciones es, ante todo, por la información que se destila desde la casi extinta prensa seria e independiente, por lo que se puede leer entre líneas en los discursos políticos y sus maniobras de mamoneo, compadreo, comadreo y chaqueteo ideológico (O anti-ideológico que estaría mejor expresado), y porque está uno harto de tanto mangante nacional y tanto Partido Sancochero Oligarca Extraviado, Partido Phantochero, Ineptos Unidos, Colegas de los Ineptos Unidos, Los Verdes Primaverales (Como más destacados) y los demás jetas que viven del cuento… Porque aquello de las ideologías, los ideales, los principios, el honor, la honradez, la firmeza de ideas, la solidaridad, la honestidad, la comprensión, y todos los demás valores que debieran conformar la columna vertebral de cualquier líder político u otro servidor del pueblo, han pasado a ser motivos de mofa y escarnio entre ellos mismos, o síntomas de debilidad pública nada recomendables para retozar entre las malas bestias, “Que se aberronchan contra el rocaje vivo del emético y jactancioso inframundo de la política”.

De todas maneras, como decía al principio de esta perorata cuasi ‘Dadaísta’, el huevo está en nuestro nido, es un huésped muy molesto, irritante y caradura en grado superlativo, pero talvez solo sea fruto de nuestro interés hacia él. Quizá solo sea un absurdo huevo imaginario y todo sea cuestión de ningunearlo. Como aquellos terrores nocturnos de nuestra niñez; los monstruos solo desaparecieron de nuestras vidas infantiles cuando dejamos de creer en ellos, los ignoramos o simplemente nos importaba un bubango si estaban o no ocultos bajo la cama. En definitiva, los engendros desaparecieron en el preciso momento en que maduramos… ¡Pues eso!

Como diría Stevie Wonder: -Si no lo veo, no lo creo.


J.S.P - 15-5-2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias. JSP 3.0

NOTAS

The End.. "Pincha el enlace"